Para bajar bien un puerto de montaña con carga es imprescindible adaptar la conducción a la carga que lleve el vehículo, el estado de la vía y a la meteorología. Además, en ningún caso hay que frenar en exceso ni acelerar de forma inadecuada.
Con la última hora de frío, ya hemos visto nevar y la existencia de hielo y nieve en la calzada es una realidad. Esta situación comporta una disminución de adherencia del vehículo al pavimento y para ello debemos tener en cuenta la posición de nuestro vehículo en pendientes descendentes. Es decir, como varía el punto de aplicación del peso del vehículo y qué consecuencias tiene en la conducción.
Consejos a tener en cuenta a la hora de circular por un puerto de montaña con carga
Un vehículo al circular en bajada tiene desplazada hacia delante la aplicación de su peso; es decir, el eje delantero recibe más peso y el trasero lo pierde. En el momento de frenar, este desplazamiento hacia delante se agudiza, por lo que el conductor debe ser consciente de que debe frenar con mayor progresividad y anticipación para evitar que el eje delantero adquiera mucho más agarre que el trasero. A la luz de esta circunstancia, cobra relieve la utilidad de que nuestro vehículo posea unos neumáticos con la presión y el dibujo adecuados para que no se produzca una diferencia de agarre entre los de un mismo eje (lo cual provocaría el inicio de un trompo). Es importante que los neumáticos de un mismo eje sean idénticos en dibujo y características.
El descenso, por tanto, para evitar cambios bruscos de agarre del eje delantero y trasero, debe realizarse a velocidad constante el máximo tiempo posible. La mejor opción es seleccionar una marcha lo suficientemente corta que no permita que el vehículo coja velocidad cuesta abajo. En caso de necesitar frenar más para disminuir la velocidad, porque así lo requiera el tráfico, lo mejor es utilizar el freno de servicio que actúa sobre todas las ruedas del vehículo en vez de reducir aún más de marcha porque reducirla frena solo el eje motriz y puede desestabilizar al vehículo. Las marchas cortas se deben utilizar para evitar que el vehículo adquiera inercia y se embale, pero no para disminuir más la velocidad. En vehículos pesados, evidentemente, se deberán utilizar otros dispositivos adicionales de frenado para evitar que se calienten los frenos si queremos evitar que el vehículo se embale cuesta abajo (frenos eléctricos, ralentizadores, etc.)
Frenar en curva, si circulamos a una velocidad adecuada al radio de curvatura, al agarre del pavimento, etc., no será ningún problema porque estaremos dentro del margen tolerable de la estabilidad del vehículo. No obstante, esta situación es la que puede aumentar, considerablemente, la probabilidad de vuelco. Con el volante girado, con el motor situado delante (generalmente), con el punto de aplicación del peso desplazado hacia delante (por la pendiente descendente y por estar el motor delante) y, además, todavía más desplazado hacia delante al frenar, deja al vehículo a merced del agarre que tengan las ruedas traseras lateralmente para evitar que comience un sobreviraje.